martes, 15 de marzo de 2011

Clembutador

En los últimos meses, varios amigos me han preguntado por mi opinión sobre el caso Contador por aquello de que el ciclismo es de largo mi deporte favorito. Como el tema es bastante complejo, siempre he resumido mucho la cuestión diciendo que es culpable y que lo tengo claro, porque el rollo que se requiere para explicar la cuestión bien no me lo aguantaría ni dios en persona, sobre todo pudiendo meterse en cualquier otra conversación sobre chistes de Bisbal. Pero aquí las reglas son otras: el que lo lea no está obligado por ninguna norma de cortesía o impulso alcohólico, así que allá va. Intentaré simplificar para que no quede muy denso.

La foto que todo artículo sobre Contador debe incluir

Cuando me enteré del positivo y de la excusa del solomillo contaminado estaba aislado en el pueblo y sin internet, con mis capacidades detectivescas muy mermadas, así que le di el beneficio de la duda hasta investigar si el clembuterol es un producto que usan los ciclistas. Y resultó que sí. En 1997, Abdoujaparov dio positivo por la misma sustancia, en 2002 se la pillaron al difunto Vandenbroucke y Landis dijo que en sus tiempos (prácticamente se retiró en 2006) era normal. Para los no iniciados: se trata de tres ciclistas punteros de tres épocas distintas. También ha habido otros casos más recientes, como el de Alessandro Colò, positivo por clembuterol el año pasado y sancionado con un año de suspensión. Resumiendo: es una sustancia que se usa con fines dopantes.

Es importante decirlo, porque el clembuterol es verdad que puede aparecer por contaminación cárnica. A mediados de los 90 hubo bastantes casos en España, aunque lógicamente sólo se detectaron dosis mucho más altas, las que hacían enfermar a los pobres consumidores. Ahora, el clembuterol está prohibido en la Unión Europea y hay controles. ¿Cómo de estrictos? Depende. Los ganaderos dicen que no se los salta ni dios; otros dicen que son una mierda. El caso es que, en 2008, de 286.748 animales analizados en la UE, sólo hubo un positivo, en Italia. Se ha dicho por ahí que los niveles que provocarían un positivo como el de Contador no se detectan en estos controles de la UE, pero por lo que tengo entendido eso no es cierto: hacen falta niveles respetables y fácilmente detectables en el animal para que pervivan los restos encontrados días después en el organismo del tío este, sabiendo que la sustancia se elimina con bastante rapidez tanto de vacas como de humanos y que el solomillo no presenta concentraciones especialmente altas (al contrario que los ojos o el hígado). Lo único que se podría alegar es que la muestra de ganado analizado no fuera significativa estadísticamente, que ya es mucho alegar, pero, en todo caso, esto no descarta la contaminación.

Ains

Lo malo es que Contador no me parece que tenga mucha credibilidad como para creerme su defensa basada en el «podría pasar». A su imagen pública de chico bueno y su pretensión de ser un «ejemplo de limpieza» se oponen episodios que dicen poco de su sinceridad, como cuando en el pasado Tour dijo que no habría problema para renovar por su equipo y en cuanto acabó la carrera y estuvo seguro de que sus compañeros no le iban a hacer la tres catorce anunció que se iba (y luego ha echado pestes). O cuando a Andy Schleck se le salió la cadena justo delante de él, Contador atacó (hasta ahí, normal) y todavía tuvo los santos cojones de decir que no lo había visto y que lo sentía mucho, que lo suyo es el fair play. Cuesta creer que, en pleno Tour de Francia, uno que se juega la victoria coma solomillo no uno ni dos, sino tres días seguidos (el 20 y el 21, la carne contaminada, según su propia versión; y el 22, carne normal de Pau de la que nunca más se supo). Resulta curioso que Contador diga que no sabía nada de dopaje (pese a aparecer su nombre y sus iniciales en la Operación Puerto), que a él nunca le ofrecieron nada, que nunca vio nada, aunque su amigo del alma Jesús Hernández declarara que en el equipo que compartían les ponían unos parches, se cree que de testosterona (por no mencionar que en los documentos consta que le daban EPO). Su equipo, por supuesto, era el Liberty Seguros de Manolo Saiz, uno de los grandes impulsores del dopaje moderno en el ciclismo este país e imputado en la Operación Puerto. Después ha corrido para Bruyneel (director de Armstrong y de uno de los equipos más dopados de la historia) y, este año, para Riis (que admitió haberse dopado toda su carrera). Por eso, cuando Contador dice no ya que él no se ha dopado nunca, sino que nunca ha visto nada, me entra la risa.

Si a esto añadimos que la UCI (Unión Ciclista Internacional) intentó tapar el positivo, haciéndolo público el 30 de septiembre a pesar de que lo normal es hacerlo en cuanto se comunica al corredor (el 24 de agosto) y sólo porque la noticia se había filtrado a una televisión alemana (la UCI tiene un historial de tapar positivos por interés), que en su comunicado quitaron importancia al asunto diciendo que se le había detectado una cantidad «mínima» y que probablemente se debía a una contaminación cárnica (antes de investigar nada, ¿eh?), que desde el primer momento el presidente de la Federación Española encargada de sancionarle o absolverle defendió su inocencia (antes de investigar nada, ¿eh?), o que hasta el Presidente del Gobierno ha metido presión (escalofriante: «la primera vez que un presidente del Gobierno da su parecer de un caso de cualquier tipo que se está juzgando»), pues tampoco da para tener mucha fe en el sistema o para pensar que, ahora que la Federación ha absuelto a Contador, será que es inocente.

Pat McQuaid, presidente de la UCI y Boca de Sauron

La teoría alternativa a la de la contaminación es la de la transfusión de sangre. El clembuterol se usa básicamente para perder peso conservando músculo, o sea, para bajar grasas. Dado que es fácilmente detectable en los controles, no se toma en competición, sino durante los entrenamientos. Según un artículo publicado en la web de la revista satírica Humo (al parecer, ya no disponible), Contador usó clembuterol en el mes de junio para bajar el último kilo que le sobraba, pero calculó mal el ritmo de desaparición de la sustancia de su organismo, de forma que todavía quedaban restos cuando se sacó una bolsa de sangre para reintroducírsela durante el Tour y por eso dio positivo. Encaja perfectamente con la noticia, no confirmada por ningún organismo oficial debido a que se basa en un test todavía no homologado, de que el chaval dio valores de plásticos en sangre anómalos un día antes de su positivo por clembuterol (lo cual al parecer es consistente con lo esperado ya que los plásticos se detectan en sangre y el clembuterol, en la orina, ya metabolizado), lo que indicaría una transfusión. Las transfusiones son indetectables con los controles antidopaje homologados actualmente.

La defensa de Contador dice haber aportado un informe (documento nº 6 del dossier) elaborado por el Dr. Martín Jiménez y avalado por la Agencia Estatal Antidopaje que dice así:
La tesis sobre contaminación de Clembuterol debida a su presencia accidental en bolsas de sangre para microtransfusión en un atleta que se hubiera tratado con el fármaco meses atrás, no es compatible con los datos científicos existentes sobre farmacocinética del Clembuterol en humanos. Por tanto, concluimos que dicha tesis es muy improbable y no es, por tanto, defendible científicamente.
El principal problema es que ese informe no se ha publicado. Los únicos que lo han visto son la Federación española y la UCI, así que es difícil decir si el informe en conjunto es tan tajante como da a entender Contador. También tiene que haberlo visto, o lo verá, la Agencia Mundial Antidopaje, que tiene que decidir si apela el caso al Tribunal de Arbitraje Deportivo. En todo caso, el doctor dice que es una tesis muy improbable. ¿Más que la idea de que un ciclista de élite coma solomillo tres días seguidos durante el Tour, que no lo coma el otro compañero de equipo que pasa control esos días, que justo el solomillo que llega a la mesa de Contador en Pau porque se lo lleva un amigo de Valladolid que pasaba por Irún esté contaminado con clembuterol, sustancia que no se detecta en el ganado español desde el año de la tana? Porque sería interesante comparar esas probabilidades. Por cierto, esto no significa que no haya ganaderos que usen clembuterol, sólo que no lo usan de forma que se pueda detectar en los controles y, de paso, que no puedan provocar positivos de ciclistas. En otros países, donde el clembuterol sí está permitido, es distinto.

Por todo esto, y hasta que no vea ese informe nº 6, tengo que pensar que Contador es culpable y espero que la Agencia Mundial Antidopaje recurra para que le caiga el paquete que se merece, por falso, cínico e hipócrita, además de dopado. Al que lea esta entrada entera le invito a un chupito.

7 comentarios:

Alba dijo...

Drojas y más drojas, y .

kikefau dijo...

Muy grande Rober, estás entradas son las que aportan valor a tu blog. Enhorabuena

Rober dijo...

La droja es la auténtica salud.
Gracias, gracias.

Por cierto nº1: la UCI ha decidido apelar la absolución de Contador. Albricias.

Por cierto nº2: al escribir y reescribir el segundo párrafo varias veces, en la redacción definitiva se me ha colado algo un poco ambiguo. A Alessandro Colò le sancionaron por un año, es cierto, pero en su caso consideraron razonablemente probable que fuera por contaminación de carne. Lo que pasa es que lo suyo pasó en México, donde la quinta parte de la carne analizada da muestras de clembuterol. La idea era ilustrar con su caso el principio de responsabilidad objetiva, pero en la versión final queda poco claro.

Virginia dijo...

quiero mi chupito!!!
ayer hablaban de esto en la radio francesa y me acordé de ti (o de tu entrada) pq la había leído a medias, así que aquí he vuelto hoy como una campeona a leerla completa!!
estás fatal, pero molas

Rober dijo...

No sé si cuenta para la promoción del chupito lo de leerlo en dos veces, ¿eh?

Virginia dijo...

uy que casi se me había olvidado el chupito!! claro que cuenta =D

Rober dijo...

Bueeeeeeno, vale. Invito.